Hoy día quiero volver el tiempo atrás y encontrarme a mi misma cuando era chica. Esos momentos en los que lo único que me importaba era esconderme para ver rebelde way, donde la mayor preocupación del día era saber con quien me sentaba, y si tal o cual había dicho algo. Me importaba si Fran me miraba, y me ponía incomoda que alguno diga algo. No me gustaba cuando jugábamos varones contra mujeres porque siempre quería jugar con los chicos. Esos momentos donde solo era necesario una moneda para los jueguitos o tener con quien jugar en una reunión familiar. No te importaba si te quedaba bien el vestido, o si alguien no te daba bola. No molestaba el dormir antes de las 12, y dormir sola era lo peor, no era divertido. Pasabas las horas mirando dibujitos o en la plaza, y cuando llegaba el verano era lo mejor hacerse amigos nuevos, con los que jurabas amistad eterna y de la mitad hoy no te acordas ni la cara. A veces pienso que a los ocho años me arruinaron la niñez. Perderlo a él, sin decirle chau, me dejó ese gusto agrio de que hay que crecer. Y yo crecí muy rápido. No entiendo porque dejé de ser chica y me convertí en grande TAN de repente. Me arrepiento el haberme cargado con responsabilidades siendo una niña, el haber querido tener todo en mis manos, manejarlo. Nunca me salió bien, y es el día de hoy que lo sufro, que no entiendo como cambiarlo. Él se fue cuando yo tenía 8 años recién cumplidos. Me dejó sola en este mundo (me pongo egoísta y hablo de mi sola) unos días después de mi cumpleaños, sin decirme chau, sin darme ninguna explicación. Siempre me enojo con él a la distancia porque no se despidió de mi como lo hizo siempre, y no le perdono a nadie el hecho de no explicarme en su momento como eran las cosas, no me dejaron decirle adiós. Intentar convencer a una nena de ocho años, que los grandes se van, es como querer convencerla de que hay maldad en el mundo. Es cruel, es vil. Y nunca me voy a perdonar el no perdonarlo. Entonces quiero volver a los ocho, y hacer las cosas bien. En una semana cumplo 19, y van a ser once años sin él. Siempre cuando soplo las velitas, ademas de mis tres deseos, pienso en él. En que me abrazaba, me decía que me quería, y me hacía olvidar de todo.
No le perdono al mundo el hacerme crecer de golpe, en sacarme a MI tío y volverme una persona de 15. No se lo perdono porque no me lo perdono a mi misma. Y entonces es cuando empiezo a correr. Corro con la mente y me rebusco soluciones en algo que no existe, que no hay. No puedo volver el tiempo atrás, NO PUEDO. Y necesito convencerme de eso. No existe la forma de cambiar mi destino, porque si lo quiero cambiar lo tengo que modificar. Y yo no modifico ni el fondo de pantalla. No soy simple, y es hora de que todo el que me rodea lo entienda.
Siempre cuando algo me pasa, lo hablo con él. Me siento, sola, en algún lugar y escribo. Largas cartas que después son quemadas, diciéndole lo que me pasa. Y , aveces, siento que el las lee y me da las respuestas. Siempre siento que esta conmigo.
Pasan las horas y sigo queriendo volver el tiempo atrás, a aquellos momentos donde no me importaban mas que las seilor moon, y no me preocupaba más que por donde dormir. Hoy me preocupo mucho... y todavía no entiendo bien el porque.
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