lunes, 22 de agosto de 2011

"Buenos Aires esta vacío. Hace mucho frío, de ese que cala los huesos hasta lo más hondo. Es domingo, son casi las dos de la mañana y las calles están oscuras. Hay días que salgo a caminar. Supongo que será la necesidad de ordenar mi cabeza, y eso solo me resulta cuando no hay nadie y puedo caminar a mi tiempo, sin que esta puta ciudad puta me corra. De madrugada, Buenos Aires parece un pueblo y la tranquilidad, aveces, hasta desespera.
Suena en mi oído la letra de una canción tranquila, y los acordes de una guitarra que me dan ganas de saltar. Salto. En estos momentos soy solo yo, Alma; cantando a mis pasos tranquilos, olvidándome que hay un mundo, en algún lugar, que me espera. No me dirijo a ningún lado, porque nadie esta en destino esperándome. -(Libera la canción que traes adentro)-
Siento que el frío cesa y que Buenos Aires se volvió habitable de un momento a otro. Entre tanto caos, a estas altas horas, puedo hacer lo que yo quiera. Y quiero, sin negarlo, que dejes de sonar en mi oído (que carajo harás para que solo te escuche a vos) y tenerte acá. Que por un rato seas mio, por lo menos por estas horas, y en la mañana veremos que pasará.
Y apareces. De repente siento algo. Allá, a lo lejos, venís caminando, sonriendo con esa fuckin' sonrisa radiante.

Mi pedido es tan simple: tan solo que camines conmigo. Que transitemos Buenos Aires dormido, callados, con música de fondo. Sonriendo.
¡Que fácil es cuando aceptas mis pedidos sin reproches!.
Y allá vamos, a la par, sin saber a donde ir. Sin decir una palabra, fácil y tranquilo, sin presiones. Juntos.
El silencio se rompe cuando, con una sonrisa, me decís que todo esta bien. Entre tanta mierda, todos va estar bien. -(Nicolás, hermano hijo, mañana todo esto podría ser peor.)- Te reís a carcajadas, con el cuerpo y con los ojos. -Deja todo el mundo afuera, acá solo somos nosotros.- me decís. Y sin dejar de reír, reanudamos el andar hacía algún lugar.
Ya no hay silencio. Sin ponerte serio me contas tus miedos, lo que querés y lo que querés dejar de querer. Te desnudas de adentro contándome que te saca el sueño por la noche, todo aquello que te cala hondo los huesos, como el frío. Y te volves a reír porque estas seguro que nada malo nos puede pasar.
-Si algo aprendí en la vida es que caminar sin destino te lleva a los mejores lugares. No tengo miedo, tengo el alma cubierta a los dolores. Sos mi escudo, y mientras estemos caminando juntos todo va a ser más llevadero-
Y respiro tranquila porque te creo.
Destino no tenemos, y cuando llegue la mañana nos preocuparemos por el mundo exterior. Mientras tanto somos solo nosotros caminando."

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